Cuando el lenguaje falla — y el liderazgo le sigue
por SAYRA PINTO
1 dec. 2025
Hay una verdad silenciosa que muchas y muchos hemos estado cargando:
el lenguaje en el que antes confiábamos ya no sostiene.
Las palabras que antes nos anclaban ahora se disuelven al tocarlas.
Las frases que antes señalaban algo real flotan sin peso.
La distancia entre lo que sentimos y lo que podemos nombrar se ha vuelto tan amplia que a veces nos perdemos en ella.
Esto no se trata de un fracaso.
Se trata del ritmo.
Vivimos en un mundo que acelera más rápido de lo que nuestros sistemas emocionales pueden interpretar.
Y la IA — asombrosa en su alcance — expande la velocidad, la producción y la demanda sin ampliar nuestras capacidades internas. Empuja al mundo hacia adelante mientras el cuerpo humano permanece igual. Estira el lenguaje más allá de sus límites.
Bajo estas condiciones, las palabras son las primeras en quebrarse.
Las escuchamos en todas partes:
“liderazgo”
“confianza”
“alineación”
“claridad”
“transformación”
“bienestar”
“sanación”
“desarrollo de capacidades”
“cambio cultural”
“impacto”
“equidad”
“responsabilidad”
“resiliencia”
“cambio sistémico”
“cambio de narrativas”
“comunidad”
“pertenencia”
“visión estratégica”
Antes, estas palabras tenían textura.
Ahora, muchas están huecas por el uso excesivo, la repetición y la velocidad. Aplanan las experiencias que alguna vez iluminaron.
Y debajo de todo esto hay otra verdad que muchos sienten pero pocos nombran:
el liderazgo está luchando por sostener su responsabilidad moral.
No porque las y los líderes no se preocupen.
Sino porque nadie les enseñó a mantenerse coherentes a este ritmo.
Nadie les enseñó a crear sentido cuando el suelo se mueve.
Nadie les enseñó a sostener identidad, conflicto y presión en un mundo donde todo acelera excepto la capacidad humana.
Cuando el liderazgo pierde su fundamento, el significado se adelgaza.
Cuando el significado se adelgaza, las decisiones pierden integridad.
Y cuando las decisiones pierden integridad, la gente pierde confianza.
Estamos viviendo esa erosión.
Por eso escribí Futurismo Poético.
El Futurismo Poético ofrece una nueva arquitectura simbólica — una capaz de sostener la aceleración, la ambigüedad, la complejidad identitaria y la verdad emocional sin colapsar.
Nos devuelve a capacidades que nunca debimos perder:
firmeza bajo presión
claridad en la niebla
la habilidad de sentir lo real debajo de lo dicho
límites que protegen la dignidad
el significado como infraestructura cotidiana
coherencia cuando los sistemas la pierden
Es un recordatorio de que el liderazgo no es solo estrategia.
El liderazgo es el arte de seguir siendo una persona entera mientras todo a nuestro alrededor se acelera.
El Futurismo Poético está escrito para ese momento exacto: el momento en que el lenguaje viejo se quiebra y necesitamos algo más firme, más verdadero, más capaz de llevarnos hacia adelante.
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